3 feb 2011

El inmigrante es nuestro hermano.

¿Qué dirán esos enajenados que hasta hace bien poco clamaban contra la llegada de africanos y latinoamericanos, y ahora son ellos los obligados a emigrar?
Ángela Merkel viene a Madrid. Además de a dar órdenes sobre el rumbo económico que debe seguir el régimen (la Traición Social no es suficiente, tiempo al tiempo) parece que trae bajo el brazo alguna propuesta más.
Y es que, gracias a la relativa bonanza económica de la que disfruta, momentáneamente, la nación teutona, Merkel cree que unos 700.000 trabajadores españoles de todos los sectores, cualificados y no, podrían desarrollar su labor en Alemania (mano de obra barata), al menos hasta que la crisis vuelva a recrudecerse.
Un pueblo inculto no tiene memoria, por eso está condenado a repetir su triste pasado. ¿Qué dirán aquellos enajenados orondos y cómodos que, hasta hace bien poco, clamaban contra la llegada de africanos y latinoamericanos porque venían a España a “quitarles el trabajo” y ahora son ellos los obligados a emigrar? ¿Y qué pensarán cuando la situación económica alemana vuelva a empeorar y les escupan en la cara sus mismas palabras?
Un inmigrante es un hermano. Lo único que nos es ajeno, es el capitalismo que explota a todos.

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